Frank O’Hara (1926 - 1966) Having a Coke with You is even more fun than going to San Sebastian, Irún, Hendaye, Biarritz, Bayonne or being sick to my stomach on the Travesera de Gracia in Barcelona partly because in your orange shirt you look like a better happier St. Sebastian partly because of my love for you, partly because of your love for yoghurt partly because of the fluorescent orange tulips around the birches partly because of the secrecy our smiles take on before people and statuary it is hard to believe when I’m with you that there can be anything as still as solemn as unpleasantly definitive as statuary in the warm New York 4 o’clock light we are drifting back and forth between each other like a tree breathing through its spectacles and the portrait show seems to have no faces in it at all, just paint you suddenly wonder why in the world anyone ever did them I look at you and I would rather look at you than all the portraits in the world except possibly for the Polish Rider and the fact that you move so beautifully more or less takes care of Futurism just as at home I never think of the Nude Descending a Staircase or at a rehearsal a single drawing of Leonardo or Michelangelo that used to wow me and what good does all the research of the Impressionists do them when they never got the right person to stand near the tree when the sun sank or for that matter Marino Marini when he didn’t pick the rider as carefully as the horse it seems they were all cheated of some marvelous experience which is not going to go wasted on me which is why I’m telling you about it

¿Quién la busca cuando arrulla? Miro en el sobre y sus labios se deslizan en los bordes. Quiere el monte en el desorden. Duermo despierto y sueño con las cosas que intento. Y al final, para atrás, vuelve al mar, no está y yo no voy a ningún bar. La espero siempre en el Royal. ¿Qué hago solo en este enero? Tiemblan mis dedos. Creo verla caminando por el centro. Y no es mi culpa si está desnuda. Mueve sus manos y quién soy yo para negarlo. Y al final, para atrás, vuelve al mar, no está y yo no voy a ningún bar. La espero siempre en el Royal.

Dicen que no vivo pero yo no estoy muriendo. Hace tiempo elegí mi amor y ahora está creciendo Y no quiero ver a todos hablando sobre lo que debe ser mi vejez o mi elección de plato diario. ¡Ay! Otra vez, me equivoqué. Ya no quiero crecer, ya no quiero crecer. Me aburre el trabajo pero sé cómo sortearlo. Tengo tiempo, novia, amigos y un calendario. Y no quiero ver a todos hablando sobre lo que debe ser mi vejez o mi elección de plato diario. ¡Ay! Otra vez, me equivoqué. Ya no quiero crecer, ya no quiero crecer.

Salimos tarde al centro vos lo buscabas de nuevo. Yo más dormido que despierto te acompañé quizás puedo... Y detrás el mar. La luna no me brillaba acaso vos la empañabas. Quise jugar al distraído como si no supiera el camino. Y otra vez a su casa. Quise preguntarte: "Si esta noche no estás con él..." Me dijiste: "Ya es tarde..." Quizás mi suerte vuelva esta vez. Nos encontró la madrugada tirados sobre mi cama. Sonaba el disco del trueno y me dijiste: "Te quiero". Y otra vez la nada. Quise preguntarte: "Si esta noche no estás con él..." Me dijiste: "Ya es tarde..." Quizás mi suerte vuelva con él.

Siempre fui bueno para responder así. Astuto para descubrir el vacío que podías dejar en mi. Y no sé, cuándo me eché a perder. Tirado en el sol de ayer creyendo que fueras a aparecer. Y ahora sé que no tenés tiempo para responder. Y ahora sé no me debés tiempo para responder. (Nena, vuelve a mí) Y ahora sé que no tenés tiempo para responder. Y ahora sé no me debés tiempo para responder.

Calbe de tu prisión. La espera hipnotizándonos. Y entre nosotros dos ninguna explicación. Después de un tiempo encerrado en el congelador. Salgo a buscarte y me mojo. Si te vas detrás de la estúpida impresión que dan mis celos prometeme por favor. Yo te espero pero nunca digas adiós. Calle que vi en tu red. Descubro una nueva manera de ser. Creo que por esta vez lo haré bien. Si te vas detrás de la estúpida impresión que dan mis celos prometeme por favor. Hoy te espero pero nunca digas adiós. Yo me quedo, pero solo de acá no me voy.

Guardaste un secreto sobre cómo cortar la raíz. Yo no quise seguir el juego pero terminé enredado al fin. Ahora cada vez que vuelvo para tu país rezo para no encontrarte y mirarte así. ¿Cómo mirarte así? Robamos todo el premio esa noche que me quedé a dormir. Y juramos no volver a vernos pero el tiempo quise que no fuera así. Ahora cada vez que vuelvo para tu país. Tengo miedo de cruzarte y morirme ahí y quedarla ahí. Dijiste que era tarde esa noche antes de partir. Pero al final me besaste jugando una mano en tu cintura con el borde de tus manos y los labios me decían que sí. ¡Sí, sí, sí!

Juan L. Ortiz (1896 - 1978) Rosa y dorada la ribera. La ribera rosa y dorada Febrero, y ya estás, belleza última, en el cielo y el agua. Etérea, pero ya estás, vapor flotante de un sueño que parece de flor y es de un lúcido pensamiento que se busca y se suspende mientras el cielo es un ardor sensible. Por los caminos pálidos, entre la hierba oscura, el alma es un olvido hacia una orilla eterna

Hay un mensaje en Internet. Siempre se hace tarde nada que perder. En el medio de la noche despide luz apaga tu virtud. ¿Quién anda suelta en el diván? Suenan las campanas pero atada estás. Una voz susurra bien, dejala correr. Pero al despertar el reflejo que te da. No es más que la noche envuelta en libertad. Estar de viaje en Bombay, escuchar a Davis o Michel Legrand. Cargar tanto el equipaje, tus pies cuánto soportarán. Pero al despertar el reflejo que te da. No es más que la noche envuelta en libertad.